8/10/09

Un plan de Lectura lucha contra el imaginario de la sociedad argentina a la que prohibieron leer


Madrid, 7 oct (EFE).- Revertir el imaginario de una sociedad a la que durante décadas la dictadura argentina le prohibió leer es el principal reto que enfrentan las autoridades de ese país con la puesta en marcha de iniciativas como el Plan Nacional de Lectura.

Una estrategia que fue dada a conocer hoy en Madrid, en el marco de la Feria Internacional del Libro (LIBER), por su directora nacional, Margarita Eggers.

El acto, al que asistieron varias coordinadoras regionales del Plan como Graciela Bialet, Natalia Porta y Elba Rosa Amado, contó con el apoyo del secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Alvaro Marchesi.

Un respaldo que surge de la importancia, dijo Marchesi, que tiene "la lectura para el desarrollo de la persona, su aprendizaje y su felicidad".

Por ello, añadió, creemos que es posible y que merece la pena "mantener e incrementar" el esfuerzo para que "el disfrute de la lectura sea una característica de nuestros niños, jóvenes y el conjunto de la sociedad".

Y entre esos esfuerzos destacó el que llevan a cabo las autoridades argentinas en el terreno de las bibliotecas públicas escolares.

Margarita Eggers recordó que, en el año 2004, cuando el Plan Nacional de Lectura daba sus primeros pasos, el 51 por ciento de los colegios no tenía bibliotecas escolares.

Un estudio publicado recientemente pone de relieve que en la actualidad tan sólo el 5,6 por ciento de los centros carece de biblioteca o de recursos bibliotecarios, preció Eggers, quien indicó que el 75 por ciento de los libros suministrados a las bibliotecas los provee el Estado.

"Estamos marchando por el buen camino", subrayó la directora del Plan Nacional de Lectura de Argentina, que cifró en 45.000 los centros escolares de primaria y secundaria que funcionan en su país.

Natalia Porta, que trabaja en la región del Chaco (una de las provincias más pobres del país), destacó asimismo la contribución del casi medio centenar de escritores argentinos, como Mempo Giardinelli, Juan Saturaín, Ana Shua o Laura Devetach, que se han sumado a las propuestas del Plan Nacional de Lectura con visitas a los centros escolares de todo el país.

Destacó asimismo el papel de los clubes de lectura con los que se trata de "recuperar a los docentes como lectores" a fin de que contagien "su pasión" por los libros.

Y es que en opinión de Graciela Bialet hay que tener en cuenta que Argentina es una democracia muy joven que tiene detrás "demasiados años de dictadura" que ha dejado atrás generaciones de "no lectores", porque, dijo, hubo una política contra los libros.

"En mi país los libros se quemaban, se amurallaban, se prohibían", reiteró, para añadir que no es fácil "revertir este imaginario".

Aunque reconoció la juventud de la democracia argentina, "con tanto altibajos", Bialet señaló que el país está "aprendiendo a orientar las políticas públicas".

Y dentro de esas políticas, las coordinadoras del Plan Nacional de Lectura coincidieron en señalar el éxito de la lectura en voz alta que se práctica en todas las escuelas argentinas a fin de "recuperar" el derecho a leer.

Argentina participa en Liber con una nutrida representación de editoriales y con la presencia de la Cámara Argentina del Libro.

Según datos de este organismo, Argentina figura en el sector de exportación editorial en el vigésimo primer lugar (a nivel de comercio mundial en el sector), con ventas que en 2008 alcanzaron 94.347.143 dólares.

Los principales destinos de exportación son Brasil y México, seguidos de Uruguay y Chile con bastante diferencia de Venezuela, Perú y Paraguay, quedando Estados Unidos en la décima ubicación.

La XXVII edición de LIBER, la mayor feria profesional e internacional del libro español que tiene como país invitado a Rusia, fue inaugurada ayer y tendrá abiertas sus puertas hasta el próximo viernes.

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