4/4/10

Gran Diccionario de Autores Latinoamericanos de Literatura Infantil y Juvenil


Coordinación de Jaime García Padrino.
Redactores: Carlos Silveyra, Gaby Vallejo Canedo, Marisa Lajolo, Manuel Peña Muñoz, Beatriz Helena Robledo Botero, Ramón Luis Herrera Rojas, Magdalena Vásquez Vargas, Leonor Bravo Velásquez, Frieda Liliana Morales Barco, Juan Sebastián Gatti García, Hena de Zachrisson, Renée Ferrer, Danilo Sánchez Lihón, Ruth J. Sáez Vega, Sylvia Puentes de Oyenard y María Beatriz Medina Simancas.
Madrid, Fundación SM, 2010.

Informe preparado por Roberto Sotelo

Dentro del marco del I Congreso Iberoamericano de la Lengua y la Literatura Infantil y Juvenil (CILELIJ) —realizado en la ciudad de Santiago de Chile entre el 24 y 27 de febrero de 2010— se presentó el Gran Diccionario de Autores Latinoamericanos de Literatura Infantil y Juvenil, una obra monumental (960 páginas), coordinada por Jaime García Padrino, catedrático de Didáctica de la Lengua y la Literatura de Educación de formación del Profesorado de la Universidad Complutense de Madrid. Este diccionario, publicado por la Fundación SM, forma parte de un proyecto editorial de la institución dirigido por José Luis Cortés Salinas que abarca distintas obras de referencia relacionadas con la literatura infantil y los libros para niños y jóvenes.

El Gran Diccionario… recopila alfabéticamente reseñas biográfícas, bibliográficas y críticas de diversos autores latinoamericanos. El criterio de selección empleado para la inclusión de los distintos autores está explicado por el coordinador de la obra en una entrevista realizada por la revista literaria virtual Azul@rte: “La selección de los autores ha sido responsabilidad de los colaboradores con los que he contado en cada país. Todos ellos son personalidades relevantes en el estudio y la investigación de sus literaturas infantiles y los mejores conocedores de esa realidad. La única orientación que se les dio era el carácter representativo de las aportaciones realizadas por cada autor a la Literatura Infantil de su país y, por proyección a la Literatura Infantil Latinoamericana. En total coordinación con la editorial, con la Fundación SM, y su responsable, José Luis Cortés Salinas, estimamos que no era justo ni conveniente marcar unos críterios rígidos y únicos para unas evoluciones y realidades literarias tan distintas como las que integran la Literatura Infantil Latinoamericana, donde hay países con una tradición consolidada desde finales del siglo XIX, mientras otros aún están dando los primeros pasos firmes en una industria editorial, imprescindible para el arraigo de las creaciones literarias dedicadas a la infancia y a la juventud. Espero, con gran ilusión, que alcancemos ese gran objetivo de ofrecer un panorama conjunto de la rica variedad latinoamericana y que esta primera edición de un Diccionario de Autores Latinoamericanos sea seguida por otras que la amplíen y mejoren.” (1)

El equipo de redacción estuvo integrado por 16 colaboradores encargados de seleccionar a los autores y preparar las entradas correspondientes de 20 países latinoamericanos (2). Además, estos mismos colaboradores redactaron las introducciones generales sobre los orígenes de cada literatura infantil y juvenil nacional.

Cada entrada del diccionario —escrita en español o portugués—, comprende: una biografía con los datos esenciales de la trayectoria personal y profesional del autor seleccionado, comentarios críticos o reseñas argumentales de sus obras más representativas, y un “comentario crítico de la aportación global del autor reseñado a la Literatura Infantil y Juvenil de su país y, por proyección, a la Literatura Infantil y Juvenil Iberoamericana” (3). Al final de cada entrada, los lectores interesados en profundizar la información encontrarán referencias sobre bibliografía (impresa o disponible en Internet) acerca del autor reseñado.

Refiriéndose al crecimiento y actualización permanentes del Gran Diccionario de Autores Latinoamericanos de Literatura Infantil y Juvenil (4), su coordinador nos anticipa: “Ahora, terminado el trabajo, somos conscientes de que nace pidiendo ya una actualización para incorporar, lo antes posible, las novedades en obras y autores que se han producido desde el cierre de la fase de redacción —31 de agosto de 2009—, como reflejo natural de la pujante vitalidad actual de estas creaciones literarias. Y esa vía será posible por el nacimiento simultáneo de la edición en papel y de la edición electrónica, pues esta permitirá —una vez establecidos los mecanismos internos para ello— incorporar tales novedades de forma mucho más ágil y eficaz que el tradicional formato libro, a la vez que amplía sin límite las posibilidades para su consulta o acceso a través de las nuevas tecnologías.” (5)

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