14/11/08

Obama, la lectura y las bibliotecas



En el año 2005, cuando todavía era senador demócrata, el Presidente
electo de los Estados Unidos, Barack Obama, pronunció un discurso
ante la Amercian Library Association, Bound to the word, "vinculado
a la palabra", que supone uno de los alegatos políticos más concluyentes
y comprometidos en favor de la lectura, la educación pública y las
bibliotecas que haya podido leer o escuchar en los últimos años, un
análisis perentorio que, despojado de la retórica patriótica o
religiosa, obligatoria en norteamérica, aboga por una acción concertada
y decidida de los poderes públicos para aminorar mediante la educación
en la escuela pública, los programas de alfabetizació n y la promoción
de la lectura y el contacto con los libros las desigualdades sociales
que están en la base del fracaso o del éxito escolar, del fracaso o
el éxito personal y profesional.

El discurso, pronunciado ahora hace algo más de tres años, gira en
torno a tres grandes ideas: la promoción de la lectura como eje
básico en torno al cual gira el desarrollo integral del ser humano;
el papel que las bibliotecas, las escuelas, las familias y el Estado
tienen en la consecución de ese objetivo; la caracterizació n de la
biblioteca como espacio de conocimientos y libertades donde debe
fraguarse el intelecto crítico de cada lector.

"Porque creo que si deseamos proporcionar a nuestros hijos las mejores
posibilidades en la vida, si queremos abrirles las puertas a diversas
oportunidades mientras son jóvenes y enseñarles las competencias que
necesitarán para tener éxito más adelante, entonces una de nuestras
más altas responsabilidades como ciudadanos, como educadores y como
padres será asegurarnos de que cada niño norteamericano pueda leer,
y pueda leer bien. La alfabetizació n es la divisa más fundamental en
la economía del conocimiento en la que hoy vivimos". "La lectura"
-insiste y remacha algo más adelante, sin titubeo alguno-, "es la
competencia fundamental que hace el resto del aprendizaje posible,
desde los problemas complejos con palabras y el significado de
nuestra historia hasta los descubrimientos científicos y la
excelencia tecnológica. Y, a propósito, es lo que se requieren
para hacernos verdaderos ciudadanos", porque es cierto que hay que
añadir la dimensión política de la lectura a su dimensión instrumental.


Una de las primeras decisiones que deberá ratificar su posición
teórica será la de la cantidad destinada a financiar programas como
el Improving Literacy through School Libraries, versión norteamericana
de nuestras inexistentes bibliotecas escolares, fundamento indiscutible
de la alfabetizació n infantil cuando la familia, sobre todo, no está
en condiciones de proporcionar a sus hijos el capital cultural de
partida necesario para que su trato con los libros tenga la familiaridad
del que disfrutan los hijos de clases más acomodadas. Si hemos de creer
en sus intenciones, vale la pena leer sus palabras: "los niños
procedentes de familias con bajos salarios obtienen notas 27 puntos
por debajo de la media de competencia lectora mientras que estudiantes
de familias más acomodadas obtienen puntuaciones 15 veces por encima
a la media. Mientras que solamente uno de cada doce jóvenes blancos
de 17 años posee la competencia lectora suficiente para coger un
periódico y entender la sección de ciencia, para los hispanos, la
cifra es de 1 entre 50 y entre los afroamericanos de 1 entre 100".
¡¡Un Presidente electo consciente de que las diferencias cognitivas
que son fruto de las desigualdades sociales!! Dispuesto, además, a
enmendarlas: "Vamos a comenzar con los padres. Y vamos a comenzar
con las bibliotecas. Sabemos que los niños que comienzan la educación
infantil con una conciencia básica del lenguaje y del sonido de las
palabras, se convierten en mejores lectores y encuentran menos
dificultades en los años posteriores. Sabemos que cuanto más expuestos
estén los niños en sus hogares a la lectura, mejores puntuaciones
obtendrán en los test de lectura a lo largo de sus vidas. Así que
tenemos que invertir en programas de alfabetizació n familiar y en
educación temprana en la infancia para que no dejar atrás a ningún
niño...".

Y como broche, síntesis o andanada final, algo que me hubiera gustado
escuchar de algún Presidente español, de un algún político sensible
de cualquier tendencia, de alguna autoridad competente relacionada
con el libro: "en los albores del siglo XXI, en el que el conocimiento
es, literalmente, poder, en el que abre las puertas a las oportunidades
y el éxito, todos tenemos responsabilidades como padres, como
bibliotecarios, como educadores, como políticos y como ciudadanos
para inculcar en nuestro hijos el amor a la lectura, de manera que
podamos darles la oportunidad de cumplir sus sueños".

¿Dónde hay que ir a votar, caso de que fuera todavía necesario?

Tomado de:
http://weblogs. madrimasd. org/futurosdelli bro/archive/ 2008/11/10/ 106382.aspx

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