12/9/09

"Hay que jerarquizar a los bibliotecarios"

Peruchena afirma que los bibliotecarios argentinos son muy reconocidos en el exterior. Pero señala que en el país carecen de apoyo financiero y legal, y que no hay políticas culturales



Por primera vez, la Argentina formará parte de una asociación internacional que promueve la actividad bibliotecaria en todo el mundo. De esta manera, los más de 4500 establecimientos que existen en el país accederán a un espacio que les permitirá discutir sus políticas de desarrollo.

La presidenta de la Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA), Ana María Peruchena Zimmermann, fue seleccionada para integrar la junta de gobierno de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA), un organismo internacional que reúne a 6000 bibliotecarios de 150 países.

La IFLA se encarga de dirigir políticas de desarrollo y capacitación, en un intento por desarrollar la profesión y la actividad en las bibliotecas. Peruchena Zimmermann, quien además forma parte de la Fundación El Libro, es la primera latinoamericana que ingresa en la entidad creada en 1927.

Durante los próximos dos años, compartirá el directorio junto con otros seis miembros y participará en agosto de la 67º Conferencia General de la IFLA. Buenos Aires será sede del congreso anual del organismo dentro de tres años y el objetivo de Peruchena Zimmermann será conseguir el apoyo del Gobierno.

-¿Cómo se decidió su nombramiento para la junta directiva del organismo?

-La IFLA siempre estuvo dirigida por profesionales de Europa y los Estados Unidos, pero en los últimos años se propició una apertura hacia América latina. La presidenta (Christine Deschamps) recorrió el continente y advirtió la alta capacitación de los profesionales y la enorme falta de recursos. Por eso se decidió que un latinoamericano integre la junta de gobierno.

-¿Cómo se beneficiarían las bibliotecas locales a partir de su participación en la entidad internacional?

-Nuestra presencia servirá para pelear por recursos en cada congreso anual y para presentar propuestas pertinentes a las naciones latinoamericanas. Los países nórdicos suelen otorgar considerables sumas de dinero para algunos proyectos sobre los que trabaja la IFLA, pero la institución siempre estuvo dirigida por europeos y los recursos solían ser destinados a países que no los necesitan tanto como los nuestros. Ahora vamos a tener mayor presencia para captar esa ayuda económica.

-¿Cuáles son las dificultades más comunes que enfrentan las bibliotecas argentinas?

-Falta un apoyo del gobierno. Hay profesionales capacitados, pero no hay aportes, dinero ni legislación que ampare la profesión. Las políticas culturales apuntan al corto plazo, a temas del momento. Queremos lograr una jerarquización de los profesionales argentinos, que están muy bien vistos en el exterior.

-¿En qué consiste el trabajo de discutir sus políticas de desarrollo?

-Los libros los puede acomodar cualquier persona, pero el bibliotecario es un profesional que está capacitado para buscar y preparar la información que necesitan los usuarios. Por otro lado, puede llevar adelante el desarrollo de una colección. Una biblioteca no es sólo un montón de libros: cada una se especializa en una temática y en un público. El bibliotecario es un intermediario entre la información y el usuario.

-Buenos Aires será la sede del 70º Congreso de la IFLA dentro de tres años, pero existen algunas trabas.

-Así como nuestras bibliotecas notienen apoyo del Gobierno, tampococonseguimos respaldo para la organización del congreso en 2004. No estamos cumpliendo con el cronograma que exige la IFLA para organizar un congreso con la calidad que ellos pretenden que tenga. Perder algo así sería tirar todo el proyecto por la borda: cualquier país del mundo daría cualquier cosa por conseguirlo.

Con tradición local

  • Según Peruchena Zimmermann, "la Argentina tiene una tradición importante: la carrera de Bibliotecología comenzó en 1957. Tuvo una época de oro en la que los bibliotecarios argentinos desarrollaron las carreras en América latina, pero ahora hay un estancamiento. En los últimos años se experimentó un cambio: a través de los congresos que organizamos y las visitas internacionales que recibimos, se ha abierto un poco la profesión. El médico que se queda con el título bajo el brazo, no sabe qué hacer cuando le toca un paciente difícil. Con el bibliotecario pasa lo mismo, tiene que actualizarse permanentemente", dijo.

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