3/10/08

Libros de piel humana




Al parecer existió una costumbre alrededor de los siglos XVII al XIX, en la cual se forraban algunos libros con piel humana, una costumbre extraña y curiosa, pero quizás menos de lo que se piensa, ya que algunas librerías en Harvard o Boston cuentan con tales libros e incluso esqueletos enteros en sus almacenes. A esta técnica de forrar libros con piel humana, se le llama bibliografía antropodérmica, en la que muy bien podría estar especializado “Buffalo Bill” de “El silencio de los corderos”.

Si nos remontamos al pasado, los asirios ya exponían la piel de los enemigos capturados en las paredes de las ciudades y se empezaron a forrar algunos libros con piel humana sobre la Edad Media, que incluyen alguna copia de la Biblia del siglo XIII; al parecer por aquella época se puso de moda la conservación de partes del cuerpo de gente muerta.

En la biblioteca del Colegio de Físicos de Filadelfia, se hayan cuatro libros de estas características, uno de ellos mostrando incluso un tatuaje, lo que sugiere que hablamos de cientos de libros repartidos por todo el mundo.

En la librería John Hay de la universidad de Brown, Providence, podemos encontrar un libro inusual de anatomía, que está forrado con piel humana. El libro se llama “De Humanis Corporis Fabrica” (En la fábrica del cuerpo humano) escrito en 1568 por el cirujano belga Andreas Vesalius. También existen dos ediciones del siglo XIX de “The Dance of Death” (La Danza de la Muerte), un relato de moralejas de la Edad Media.

En el Museo de Bohemia Occidental, en la República Checa, hay una edición de la “Odisea” encuadernada en 1930 con la piel de una pierna de un minero.

En Harvard, existen dos libros en la biblioteca de la escuela de medicina y uno en la biblioteca de libros raros de Houghton. Así mismo, en la librería de Derecho de Langdell, existe un libro de leyes español llamado “Practicarum quaestionum circa leges regias Hispaniae” en el que podemos leer en la última página:

“Las tapas de este libro, son todo lo que queda de mi amigo Jonas Wright, quien fue desollado vivo por los Wavuma el día 4 de Agosto de 1632. El libro pertenecía a Jonas, y me fue entregado junto a su piel por el Rey Btesa para que lo encuadernara. Descanse en paz”. Los Wavuma parecen ser una tribu africana que se podría localizar en Zimbabwe.

El conservador David Ferris confirmó que el libro estaba hecho con piel humana, y en 1992 intentaron realizar un estudio comparativo del ADN, pero este había sido destruido con el proceso de curtido.

El libro tiene un tacto rígido e incluso lleva un sello de la librería Harvard estampado en él, ya que pasó a propiedad de esta en 1946 de manos de un librero de Nueva Orleans. Para poder consultar el libro, hay que realizar una petición de investigación razonable y rellenar papeleo, ya que se guarda en el almacén.

Durante las masacres cometidas en la Revolución Francesa, algunos defensores forraron libros con la piel de gente ejecutada. Hay copias de “Los Derechos Del Hombre” y de “La Constitución Francesa” de 1793 que tienen tan macabra envoltura. Desde la Revolución Francesa, el uso de la biliografía antropodérmica se utilizó de forma propagandística, como en la Guerra Civil Americana y la Primera y Segunda Guerra Mundial.

El libro de la imagen de abajo, fue encontrado por casualidad al perseguir un ladrón. Tiene unos 200 años y es un libro de rezos en francés, por lo que presumiblemente se suma a la colección de libros en piel humana de la Revolución Francesa.

Entrado el siglo XIX, se le dio un toque romántico a los libros forrados en piel humana y se convirtió en una moda elitista de la alta sociedad. Muchos libros de anatomía tenían esta particularidad, ya que los doctores o estudiantes de medicina que los escribían, extraían el “material” de los cuerpos que diseccionaban.

Otra costumbre era usar la piel de criminales ejecutados. Un ejemplo es el Diccionario Samuel Johnson’s curtido con la piel del criminal James Johnson (relación de nombres desconocida), el cuál fue colgado en Norwich en 1818. En Suffolk, Inglaterra, podemos encontrar en el museo Bury St. Edmunds los archivos del proceso legal contra William Corder forrados con la misma piel del ejecutado.

Casos inusuales, los tenemos de la propia piel del escritor forrando su propio libro. El libro “The Highwayman: Narrative of the Life of James Allen alias George Walton” son las aventuras del bandolero Walton forradas en la propia piel de Walton. El libro reza la siguiente inscripción “HIC LIBER WALTONIS CUTE COMPACTUS EST” (El libro de Walton recubierto en su propia piel).

Walton dejó constancia de este “testamento” y de que el libro fuese entregado a John A. Fenno, un hombre al que intentó atracar en Massachusetts. Al parecer, Walton quedó impresionado de que Fenno se resistiera con bravura al atraco, incluso herido. Cuando Walton murió, el libro fue entregado a Fenno, y este pasó a su vez a sus descendientes, los cuales lo entregaron a la librería Boston Athenaeum donde permanece hoy en día.

“The Highwayman: Narrative of the Life of James Allen alias George Walton”

El libro “Terres du ciel”, del astrónomo francés Camille Flammarion, fue encuadernado con la piel de su amada muerta de tuberculosis, que insistió en donar su piel para que Camille nunca la olvidara. Unas versiones de la historia dicen que Camille siempre alabó los hombros de su amada, y esta quiso que pasaran a la posteridad en el libro de su amorcito. Otras versiones hablan de que la amada puso como condición a su amor, el que Camille recibiera un regalo después de la muerte de ella, sin que Camille nunca supiera de qué se trataba. El libro se conservó en la librería del Observatorio de Juvisy.

Otra historia rarita habla de cómo los servicios del editor de libros Dard Hunter, fueron requeridos por una joven viuda que quiso encuadernar unas cartas de su marido con la propia piel del muerto, a modo de recuerdo.

Relacionados con la bibliografía antropodérmica, encontramos el mito de que los nazis creaban las cubiertas de las lámparas con piel humana, lo que parece ser falso después de varios estudios, aunque en su época se creyó que era cierto. Tampoco parece verídico que existiera alguna copia del libro “Mein Kampf” cubierta de piel humana. Lo que sí es cierto, es que se han encontrado varios trozos de piel que los nazis coleccionaban de las víctimas de los campos de concentración; gustaban sobre todo, de pieles con tatuajes, si eran obscenos, mucho mejor.

Mesa con objetos supuestos hechos con pieles durante el holocausto nazi en Buchenwald

1 comentario:

Anónimo dijo...
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