3/5/09

Ante la Feria, los escritores oscilan entre el romance y el rechazo

Domingo 03, Mayo 2009
Sociedad

CLARIN EN LA FERIA DEL LIBRO: LOS CREADORES HABLAN DE SU RELACION CON EL ENCUENTRO ANUAL


Alegrías y tensiones en un evento crucial para medir el vínculo con los lectores.


LA ALEGRIA DE FIRMAR MUCHO. JOSE PABLO FEIMANN PRESENTO UNA NUEVA NOVELA Y TAMBIÉN FIRMO SUS LIBROS DE DIVULGACION FILOSOFICA
Pasa, a veces en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que un escritor se convierte en una suerte de estrella de rock, con seguidores que braman deseosos de acercársele, que esperan horas detrás de la puerta de una sala colmada, sólo para comprobar que la charla ha llegado a su fin y que no quedó un lugar por el que colarse a escuchar alguna que otra palabra. Pasó el viernes por la noche en la presentación de Timote de José Pablo Feinmann. Pero hay otras, muchas veces, que los escritores se enfrentan a auditorios que no sobrepasan las 15 personas, o que esperan horas que alguien se acerque a hacerle firmar un libro. Con buenos y malos momentos, historias divertidas y vergonzantes, lo escritores son los grandes protagonistas de la Feria y así la viven.

"Mi relación con la Feria del Libro mejoró mucho hoy", comentó Feinmann y celebró la posibilidad de que un gran público se juntara en un encuentro, como la presentación de su libro, "para nada exhibicionista que sirvió para profundizar sobre un texto difícil".

"La Feria es, y valga el lugar común, una fiesta", resumió Diego Golombek, tras la presentación, el jueves, de la exitosa colección de Siglo XXI Ciencia que ladra... "Yo la paso bárbaro -afirmó- y creo que la Feria es una tradición, uno puede quejarse de que es un espacio comercial, un megaevento, pero está muy bien".

"Es un lugar en el que uno siempre se siente cómodo, más que eso, se siente sorprendido", fueron las palabras de la escritora Silvia Plager y Ana María Shua apuntó que, tal vez, "lo más lindo es que es no es un lugar que convoque a los lectores, al contrario, es un lugar al que va gente que por ahí durante el resto del año no entra a una librería. Por lo tanto, me parece muy bueno que exista la Feria y que abra este espacio".

Como reflexionó Martín Caparrós, puede que "La Feria del Libro sea a la lectura lo que la procesión a Luján es a la religión católica: mucha gente que no se interesa por ella va una vez al año a la basílica y siente que ya cumplió con su deber ser. Con la Feria pasa algo así: es la cita anual con los libros de muchos que no se interesan por ellos el resto del año".

Como sea, lo cierto es a los escritores, al menos a gran parte de ellos, les gusta estar, formar parte, de lo que sea que sucede allí. Según cuentan en las editoriales es bajo el porcentaje de autores a los que la Feria les pasa por el costado porque, como bien definió la jefa de prensa de un importante sello "es una caricia para el ego encontrarse con el público en un ámbito tan canonizado".

Pero, quizá no es así para todos: "Odio los actos, las mesas redondas, las ponencias, las presentaciones, las firmas de ejemplares, las góndolas, el showcito y todo lo demás", dijo terminante Sergio Bizzio y advirtió que sólo visita la Feria "cuando algún amigo o pariente comete el desatino de comprometerme a ir"

Pedro Mairal es otro de los que si puede escapar, lo hace: "No voy mucho porque me agobia el tsunami de libros y de gente". Pero son más los que, aun con objeciones celebran la fiesta de los libros. "Me encanta descubrir un recinto donde la cultura está en primer lugar", apuntó Florencia Bonelli. "La paso bien", dijo simplemente Norma Huidobro.

Firme, Marcos Aguinis asegura que asiste desde los inicios de la Feria, hace ya 35 ediciones. "He visitado otras ferias y siempre me congratulo de la Argentina que mantiene una de las ferias más concurridas del mundo".

Será, como dijo Juan Sasturain que "la Feria es, ante todo, un acontecimiento social", en el que el gran público coincide con los escritores. Pero hay otras cosas que se juegan en la Feria, de la que los autores poco dicen pero que los editores saben bien: los escritores luchan por tener exposición y buenas ventas, y aunque sea de reojo controlan como les va. "De acuerdo a cómo se exhibe el libro uno sabe que lugar ocupa en los amores de la editorial", lanza entre risas Shua. Pero... "da un poco de pudor", bromea Sasturain que no tiene problemas en admitir que la situación de mayor exposición es la firma de libros porque "muchas veces uno se queda como un tonto con su libro sin que nadie se acerque". Dicen por ahí que hay quienes para pasar el mal trago, piden justamente un trago.

informe: maria paula bandera




http://www.clarin.com/diario/2009/05/03/sociedad/s-01910106.htm

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