16/5/09

"La lectura es un medio para ser libre"

CARACAS, lunes 04 de mayo, 2009

Entrevista // Virginia Betancourt Valverde


"La biblioteca pública es la biblioteca detestada por todos los regímenes totalitarios o dictatoriales"

Virginia Betancourt repuso los libros de su padre que fueron desincorporados de la biblioteca pública de Guatire (Cheo Pacheco)

Virginia Betancourt examina lo que significan las recientes desincorporaciones de libros en algunas bibliotecas públicas del país, y lo que debe ser un plan de lectura: no en balde, la hija del ex presidente Rómulo Betancourt estuvo durante 25 años -de 1974 a 1999- al frente del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, y, como ella misma asegura, "crecí escuchando la palabra libertad".

Por si fuera poco, Betancourt acaba de ser testigo de la desincorporación de 107 libros de su padre de la biblioteca pública Don Luis y Misia Virginia de Guatire -patria chica del fundador de Acción Democrática-, bajo los criterios de "desactualizado", "mal estado" y "no pertinente", según el acta fechada el 12 de junio de 2008. Sin embargo, dice Virginia Betancourt: "Los libros se reponen. Esos de mi papá los llevé de vuelta a Guatire, los entregué".

Pero hay cosas que son más difíciles de recuperar.

-¿Qué hay detrás de la desincorporación y destrucción de los libros, recientemente llevadas a cabo?

-Yo creo que esa desincorporación es un signo de la tradicional complicidad en cadena de la cultura venezolana, porque allí participaron muchos funcionarios: probablemente una orden de la institución mayor, luego una directora o director que aceptó esa orden, funcionarios que firmaron la desincorporación y una empresa que aceptó que se llevaran libros; y libros en buen estado o en estado regular que se convirtieron en pulpa de papel. Esa tradición de complicidad de la cultura nuestra se exacerba si los funcionarios que están al frente de los servicios están allí por razones políticas y sienten que priva la orden del partido sobre la Constitución, sobre el derecho de los ciudadanos y sobre su propia dignidad. Y por otro lado está el cambio de uso de los servicios.

-¿A qué se refiere ese cambio de uso?

-Lo que quiero plantear es que todo esto forma parte de un proyecto mucho más complejo, y no creo que se trate solamente de destruir unos libros o quemarlos o convertirlos en pulpa de papel. Implica cambiar la naturaleza de la biblioteca pública, no solamente de la colección sino de su función.

-¿Por qué podría ocurrir?

-Porque la biblioteca pública es la biblioteca detestada por todos los regímenes totalitarios o dictatoriales. En la Unión Soviética no había bibliotecas públicas, ni en Cuba, yo fui y no la había. La biblioteca pública es el único servicio público en el que durante muchas horas al día pueden encontrarse personas de distintas clases sociales, de distintas edades, de diferentes intereses bajo un mismo techo y aprender a convivir. Porque si vas a un hospital, están los enfermos; si vas a la iglesia, están los creyentes; si vas al cine, está la película. Mientras que una biblioteca pública es el sitio más abierto.

-Pero respecto a la desincorporación de libros, debe haber criterios, reglamentos.

-Efectivamente, hay casos en los que el libro excede su uso, y cuando no hay dinero para reponerlos se encuadernan en tapa dura o se protegen con plástico. Pero para deteriorarse 65 mil libros, hay que verle la cara. Me parece un poco exótico que todos tengan hongos. En ningún país del mundo se ha dado, a menos que haya habido una inundación o una catástrofe, que en circunstancias regulares un número tan alto de libros se deteriore o llene de hongos simultáneamente. Eso, simplemente, no ha sucedido y hay que ponerlo en el libro de Ripley (Aunque Ud. no lo crea).

-Pero pasa en las bibliotecas públicas...

-Las bibliotecas fueron naciendo no en forma arbitraria, sino porque la gente se las fue ganando. Por eso me parece grave su cambio de uso. Allá en Guatire vi que la sala infantil la convirtieron en sala de computadoras. Eso lo vi en la Unión Soviética y en Cuba: el énfasis en tecnología es muy alto, no así en humanidades. Es mejor que busques una información específica en una máquina, y no que sueñes y te regodees en el área de literatura o ciencias sociales. Peor, que se comparen dos versiones del mismo hecho histórico. La idea parece ser sustituir esa búsqueda de alternativas y opciones por algo más sencillo y con información menos variada. Es obvio que hay una absoluta contradicción más entre lo que se dice y lo que se hace.

-¿Es como limitar el derecho a leer?

-Pienso que la lectura es uno de los principales medios que tiene el hombre para ser libre. Yo fui testigo de esa mística de la gente que se fue al interior a convencer a gobernadores a que dieran aportes para un servicio que ellos nunca habían visto, y nosotros no sentíamos que eso tenía que ser divulgado en forma sistemática, eso fue un error.

-¿Les faltó más divulgación?

-Sí, fue un error. Estábamos sobrecargados de trabajo con la Biblioteca Pública de Caracas (la Simón Rodríguez), ese bello edificio art decó en la esquina El Conde. Tiene obras de arte, es un templo y un símbolo de lo que queríamos que fuera Venezuela. El énfasis fue en ciencia y tecnología porque fue lo que los usuarios querían. Las colas llegaban, los días sábados, a la plaza Bolívar. Todos se apropiaron de esa biblioteca, porque la gente será pobre pero no tonta: tenía aire acondicionado, sillas cómodas y no de plástico. Se tenían materiales actualizados y hasta logramos la mejor preservación de los mismos.

-Eso vale también para los hemerográficos...

-Sí, incluso hasta la forma en que se ubiquen: los periódicos es mejor ponerlos horizontales y no verticales, nunca más de tres tomos por estante. Todo esto lo indico porque el cambio de noción de biblioteca ha llegado a la Biblioteca Nacional, por una equivocada interpretación del derecho a la información: cualquier hijo de vecino tiene acceso a originales, que eso no se da en ningún país desarrollado, ni en la Unión Soviética ni en los países de su área de influencia cuando la tuvo. La colección de libros raros y manuscritos es solamente accesible a especialistas que vienen acreditados, porque simplemente hay un solo original. Por ejemplo, la partida de nacimiento de Teresa de la Parra es única, no hay tres. Los libros que están por depósito legal no se prestan al público, porque esa es la memoria del país de aquí a tres mil años, y eso se está prestando como cualquier otro ejemplar.

-Recientemente el presidente Chávez habló de un plan de lectura socialista, revolucionario...

-Es perfectamente válido, si así lo decide el Gobierno, que haya una sección de libros ideológicos, pero en esa sección también deben aparecer los de otros partidos políticos. El problema reside en que solamente hay la línea ideológica de un partido, el partido de gobierno.

-¿Los planes de lectura deberían tener algún signo ideológico?

-No, de ninguna manera. Si es de promoción de lectura, no hay nada como acercarse a un libro que dé placer. Los libros son placenteros, uno disfruta de ellos. Un plan de lectura no se llama así, sino que es un plan de orientación ideológica, porque los partidos tienen la obligación de dar orientación ideológica. Esa es parte de la función de un partido. Pero un gobierno no debe poner sus instalaciones y sus recursos para adoctrinar con una sola línea. Como siempre, hay una distorsión de las palabras, de los servicios.

-¿Por qué es tan difícil dar índices de lectoría?

-Eso es muy difícil, primero que nada porque en este país los valores han cambiado, y lo importante es tener cosas. El aprendizaje de la lectura es un compromiso de las familias, de la comunidad y de la escuela. Si no están esos tres elementos incorporados, el aprendizaje es deficiente, pretendemos que la gente aprenda a nadar sin agua. Tenemos niños que aprenden a través de la televisión, lo urbano, y los niños que viven en las ciudades tienen múltiples vivencias, múltiples intereses y no se les va a dar un solo libro desde que empiezan el primer grado hasta que terminan, porque allí la lectura empieza a ser algo de verdad muy fastidioso.

-En Medellín las bibliotecas públicas salvaron a la ciudad de la violencia.

-Sí, lo que pasa es que esas bibliotecas son templos. Acá son unos localcitos comerciales.

-¿Cómo siente usted todo este problema de las bibliotecas públicas, después de haber estado tanto tiempo al frente de la institución? ¿Horror o tristeza?

-A mí me duele Venezuela. Siento que la Biblioteca Nacional es de todos, y lo que le tocó es lo que le está tocando a las instituciones públicas. Tengo fe en que los que están allí y se formaron están tratando de que las cosas funcionen, que le funcione el aire acondicionado a la Colección de Fotografías del Caribe, que es Patrimonio de la Humanidad, porque se lo quitas, y las fotografías empiezan a cocinarse, igual el deshumidificador, y eso no es culpa de los funcionarios.

-¿Será culpa del recorte de gastos?

-Será. Se nos está cayendo el edificio y no nos damos cuenta.

amhernandez@eluniversal.com

http://www.eluniversal.com/2009/05/04/til_art_la-lectura-es-un-me_1373222.shtml

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