29/5/09

Reciben 41 venezolanos títulos de Bibliotecologí a y Ciencias de la Información de la Universidad de La Habana

Con profundo orgullo, como bibliotecaria y como alumna de la Profesora Villardefranco, pero sobre todo como cubana, como ciudadana nuestroamericana, difundo esta noticia:

Por: Agnerys Rodríguez Gavilán, enviada especial

Esta graduación constituye uno de los resultados más importantes de la asesoría cubana al Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior en esa nación

BARQUISIMETO, Lara.— La República Bolivariana de Venezuela acaba de graduar a 41 licenciados en Bibliotecologí a y Ciencias de la Información en la Universidad de La Habana.

Sucedió en el Instituto Universitario Experimental de Tecnología Andrés Eloy Blanco, enclavado en esta ciudad, capital del estado Lara, gracias al Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela. Por única vez, esta graduación constituye uno de los resultados más importantes de la asesoría cubana al Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior de este país.

Y lo es también para los venezolanos que impulsan aquí el Programa de Municipalizació n de la Educación Superior, por medio de la Misión Sucre, la cual garantiza que la continuidad de estudios deje de ser una quimera.

Juan Carlos Linares, Lorena Isabel Lameda, Dennys Bermúdez y Altagracia Rivero Chávez ven hecho realidad su sueño de licenciarse. Estos jóvenes tienen en común el hecho de ser Técnicos Superiores Universitarios (TSU), trabajadores de la Información en sus más disímiles variantes y, además, desempeñarse unos como profesores, y otros como asesores y facilitadores también, de la Misión Sucre.

Todos tienen razones muy poderosas para sentirse muy felices tras recibir el título. A sus 42 años Juan Carlos es auxiliar docente del Instituto, pero tuvo que esperar siete años para alcanzar su meta. Lorena, con 29, se sobrepuso con creces a los traumas que le provocó un disparo que recibió, apenas dos meses antes de que comenzara el proyecto; y, desde mucho antes, es profesora y asesora de la Misión Sucre en la aldea de Torres.

No se queda atrás la joven Altagracia, con un año menos. Ella, también facilitadora, debió organizar bien su tiempo para hacer su labor como asistenta de la Jefa del Departamento de Extensión Universitaria del Instituto, y no faltar a sus entrenamientos, pues practica judo. Y Dennys, también «profe» en las aldeas universitarias desde hace cuatro años, tuvo que reajustar sus horarios.

Breve historia de la asesoría cubana

María del Carmen Villardefrancos Álvarez, Doctora en Ciencias de la Información y profesora auxiliar del Departamento de Bibliotecologí a y Ciencias de la Información de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, llegó a Venezuela en el 2006. Integraba, entonces, el equipo de profesionales que realizó los diagnósticos y las propuestas indispensables para homologar la licenciatura, lo cual ya es hoy una realidad. Poco tiempo después regresó como coordinadora del proyecto.

Ya en el 2006, precisa María del Carmen, se venía gestando la Misión Alma Mater, con la finalidad de convertir a estos Institutos Técnicos Superiores Universitarios en Universidades Politécnicas, cada uno con diferentes programas nacionales de formación. En ese contexto, este centro es el garante del Programa Nacional de Información y Documentación. Es decir, la Comisión Nacional que atiende esta carrera se encuentra aquí.

Se determinó que fuera un proyecto de una única vez y que funcionara aquí porque, como resultado de los diagnósticos, los intercambios académicos y la decisión del Gobierno, la especialidad de Información y Documentación se va a comenzar a dar acá en una universidad pública como una carrera larga.

A nuestro diálogo se suma la joven Aylín Martínez Rodríguez, máster en Bibliotecologí a y Ciencias de la Información, y profesora asistente del mismo Departamento de la facultad habanera. Ella llegó a Venezuela como docente del proyecto. «Formé parte del claustro de profesores que impartió las 25 asignaturas que no estaban contempladas en su plan de estudio como TSU. Fuimos diez doctores y dos másteres, aunque tuvimos que realizar ajustes de horarios y trabajar de manera intensa los fines de semana, la formación se llevó a cabo con el mismo rigor que lo hacemos en Cuba».

Oportunidad para los excluidos

Juan Carlos: «Nuestra presencia aquí se la debemos al presidente Chávez. Hace siete años egresé como TSU en Información y Documentación. Entonces no había la posibilidad de continuar estudios para uno hacerse licenciado, porque las escuelas de Bibliotecologí a y Archivología de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad de La Luz de Zulia no reconocían a los TSU y nos exigían que comenzáramos de cero, nuevamente, una carrera de cinco años.

«Afortunadamente, tras el triunfo de nuestro presidente, viene el anuncio de las misiones sociales, en especial las educativas, y dentro de ellas la Misión Sucre. Se abrió entonces una posibilidad inmensa de cristalizar el sueño de seguir estudios y, a la vez, se crea el Programa Nacional de Formación en Información y Documentación.

«Luego, ante la carestía de licenciados que quisieran asumir las tareas docentes para este programa no hubo otra alternativa que incorporar a los TSU a las aulas, lo que nos dio una oportunidad nueva. Nos convertimos en profesores-facilita dores y asesores de la Misión Sucre y del Instituto. Tiempo después vino esta gran iniciativa».

Beneficio para todos

¿Impacto social? Mucho. Todos pueden ser medibles y palpables, responden, casi al unísono, María del Carmen y Aylín.

El proyecto —comenta la Doctora— ha fortalecido el nivel cognitivo de los trabajadores de la Información del estado Lara. Ha permitido también, en algunos casos, situar a estos egresados en responsabilidades que a nivel del Estado pueden ser representativas. Estamos hablando, por ejemplo, de que ahora se desempeñan como Jefe del Área del Servicio de la Biblioteca Municipal o Jefe del Área de Servicio de la Universidad.

Otros impactos sociales son identificados por Aylín. A juicio suyo, «no es que comience la formación de especialistas, sino que ya en la propia preparación que ellos le han estado dando a los TSU, se ha marcado una diferencia en torno a la concepción que tienen de la especialidad. Luego, al defender sus tesis, se hicieron de un producto que era ya el resultado de su investigación, y esos trabajos de diploma se han presentado en eventos nacionales, regionales y municipales, y han tenido una buena repercusión. Por último, como nuevos profesionales se han ido ubicando en espacios que antes no aprovechaban, lo cual hace que vayan ganando en visibilidad a nivel nacional».

Orgullosos y muy comprometidos

—Ustedes son licenciados en Bibliotecologí a y Ciencias de la Información de la Universidad de La Habana. ¿De qué manera repercute en sus vidas esa titulación?

—Lorena: Para mí resultó una gran felicidad recibir el título de licenciada de la Universidad de La Habana. Y un éxito no solo mío, sino también de Venezuela y Cuba.

—Altagracia: Cuando escuché: «Altagracia Bermúdez recibe ahora su título de graduada de la Universidad de La Habana» me sonó espectacular. Semanas atrás anduve con los nervios malos, estaba muy emocionada por lo que iba a suceder.

—Juan Carlos: Soy licenciado de la Universidad de La Habana... Mira, que lo digo, y se me pone la piel de gallina. Y traduzco eso en emoción. Ser egresado de una de las universidades más importantes del mundo y una de las más antiguas de América Latina es, sin dudas, un privilegio y un tremendo compromiso.

—Dennys: Es lindo ver que es posible la inclusión social, sin distinción de edad, sexo, raza, creencia ni posición económica.

No hay comentarios: