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Se perdió parte de la colección del museo y del mobiliario original


El Museo Güiraldes es uno de los hitos más representativos de la identidad de Areco y tal vez, uno de los ejemplos más tristes de lo que se perdió con la inundación. Declarado edificio histórico en 1999, hoy está cubierto por el agua y bajo la angustia de no saber cuánto del patrimonio que allí se conserva podrá ser rescatado. "La situación es crítica, pero aún no podemos hacer una evaluación cierta del patrimonio perdido", explica a Clarín Cecilia Smith, directora del Museo. El sábado a la mañana, en poco más de una hora, unos 80 centímetros de agua inundaron las salas en las que se exponían escritos y muebles originales del tradicional novelista, autor de "Don Segundo Sombra", pero también piezas y objetos de paisanos anónimos, rescatados durante los últimos 70 años, para dar testimonio de las tradiciones autóctonas.

Hoy sólo se puede acceder hasta la cerca del edificio: el agua deja ver las paredes que empiezan a ser deterioradas por la humedad. Lo rodean las copas de los árboles y el alambrado perimetral del que cuelgan ramas y hojas.

"Para llegar tuvimos que caminar cinco cuadras con el agua a la cintura, luchando contra la correntada. Logramos rescatar la mayoría de los manuscritos, parte de la pinacoteca y algunos cuadros de Alberto Güiraldes. Pero el mobiliario histórico se perdió, estuvo más de 24 horas flotando", explica Smith. "Lo que nos queda es una sensación de caos, de desborde. Cualquier museo 'seco' del Estado, con todo lo gratificante que es trabajar de lo que uno ama, significa luchar contra la indiferencia. Cuesta describir lo difícil que se nos hace hoy este museo mojado", cierra Smith. Recién en unos días podrán saber de cuánto sirvió el esfuerzo que ella, su marido y los empleados del museo hicieron para rescatar los objetos en el agua.

SAN ANTONIO DE ARECO.- Cecilia Smyth no podía contener las lágrimas. Una parte de sus diez años de trabajo y el de otros tantos que dirigieron, desde 1938, el Museo Ricardo Güiraldes se fue con el agua.

La mujer de ojos azules miraba el cielo y la lluvia que ayer volvió a caer en esta ciudad y no ocultaba su desazón. "¿Sabés el esfuerzo que cuesta mantener un museo seco? ¡Imaginate lo que va a costar con todo mojado!", repetía Smyth indignada.

Es que la copiosa lluvia que comenzó el sábado pasado en San Antonio de Areco y los desbordes del río que lo cruza barrieron con todo lo que encontraron a su paso. Y la suerte del histórico museo no fue distinta de la que vivieron más de 3000 vecinos de la zona. Cuando el domingo el agua entraba en las casas, el museo era una pecera. En ella flotaban sobre un metro treinta de agua sillones y muebles que pertenecieron a Ricardo Güiraldes, Juan Manuel de Rosas y Valentín Alsina, entre otros.

"Perdimos muchos documentos y objetos históricos que no se van a recuperar y otros que nos va a costar meses volver a restaurar", contó a LA NACION.

Entre los objetos de mayor valor que lamenta Smyth haber perdido se encuentra un dibujo en lápiz que Güiraldes hizo durante sus últimos días de vida mientras se encontraba enfermo en París. En él retrataba una ventana y la vista parisina que se veía desde ella.

El olor a pasto, bosta y barro se podía sentir ayer en el museo. A pesar de que empleados y vecinos se acercaron a ayudar con la limpieza del lugar con una hidrolavadora que quitaba las manchas de las paredes, la mayoría de las habitaciones estaban devastadas, llenas de barro y humedad.

Mientras Smyth hablaba, dos empleadas del museo secaban documentos históricos y recortes de periódicos de 1938 como podían. Algunos, colgados con broches como si fueran ropa recién limpia, y otros con papeles de diario sobre las mesas donde reposaban los documentos mojados.

A pocos metros del museo se encuentra la Pulpería La Blanqueada, que Güiraldes nombra en los primeros capítulos de Don Segundo Sombra . Es un monumento histórico y soportó 80 centímetros de agua.

Las figuras de cera que se encuentran adentro simulaban ser gauchos que tomaban alcohol mientras el pulpero las servía. Ahora todos los gauchos han quedado de cabeza a la mesa y el que se mantiene en pie es el pulpero. En la pulpería todavía queda un salón anegado al que ni los encargados del museo pueden ingresar porque no hay luz eléctrica y el lugar está completamente oscuro.

El museo recibió llamadas solidarias de personas y entidades vinculadas a la cultura y vecinos que se ofrecen para ayudar. Juan Carlos D´Amico, titular del Instituto Cultural de la provincia, se puso en contacto ayer para que la semana próxima comiencen trabajos en conjunto para evaluar el daño e iniciar la restauración de las piezas.

Fin de año complicado
"Seguramente éste será un fin de año muy triste", dijo Aldo Menconi, presidente del Concejo Deliberante e integrante del comité de crisis de San Antonio de Areco. Con estas declaraciones, Menconi no sólo se refería a las pérdidas del museo, sino de toda la comunidad. Si bien no hay un número exacto de evacuados, todavía las 3000 personas que desde el primer día fueron evacuadas o se autoevacuaron ayer no habían vuelto a sus casas. Si el agua continúa bajando, "[hoy] pueden llegar a entrar a sus casas el 90% de los evacuados. Y ahí es donde se van a ver cosas mucho peores que las que se vieron en estos días. Porque esas casas fueron tapadas completamente por el agua", indicó Menconi.

Ayer, miles de vecinos decidieron sacar sus muebles y artefactos de cocina a la calle para secarlos. Pero la lluvia los sorprendió al mediodía, y ahí, para ellos, la pesadilla volvió a comenzar.

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Fuente:

Diario Clarín 29/12/09
Diario La Nación 30/12/09

Informacion Adicional:

Qué es el Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes:

Fundado y construido por el gobierno de la provincia. El nombre original de este instituto era Parque Criollo Ricardo Güiraldes y Museo Gauchesco de la Provincia de Buenos Aires, denominación oficial que le impuso el gobierno de la provincia de Buenos Aires, de quien dependió desde su fundación hasta que en la década del ´80 fue transferido a la municipalidad de San Antonio de Areco.

Las instalaciones se levantan en un predio de casi 90has en las afueras del pueblo pasando el Puente Viejo. Allí se encuentra La Pulpería "La Blanqueada".

La fundación del Parque Criollo y Museo fue en 1936, siendo intendente municipal de San Antonio de Areco, José Antonio Güiraldes, hermano del escritor. Por su iniciativa se lleva a cabo en el Consejo Deliberante, en la Casa Municipal una Exposición Tradicional. Sus fundamentos fueron: el deber de conservar y adoptar los usos y costumbres de nuestros antepasados como guía de las presentes generaciones y como ejemplo para las venideras. Un pueblo con más de 200 años de existencia y con un acendrado amor a lo nuestro, con sus costumbres típicamente criollas tiene obligación y derecho a exponer sus obras a la consideración de sus connacionales.

El día de la apertura visita la exposición el Ingeniero José María Bustillo, amigo del intendente municipal. Este, amante de las cosas entrañables de su patria, coincide con el pensamiento de sus amigos los Güiraldes, y los vecinos de Areco, y se entrega a imaginar a creación de un parque provincial sobre el modelo de una antigua estancia donde pudieran recrearse la costumbres criollas de antaño y conservarse el patrimonio tradicional que así merezca. Por ese entonces, el gobernador de la provincia Manuel A. Fresco, aprueba el proyecto de su Ministro de Obras Públicas.

El Parque Criollo con el Museo en su interior de inaugura el 16 de Octubre de 1938 con la presencia del gobernador de la provincia. Lleva el nombre de Ricardo Güiraldes en honor del autor de la novela "Don Segundo Sombra", publicada en 1926. Su creador murió en 1927 y sus restos -como los de Don Segundo- descansan en el cementerio de nuestra ciudad. Esta institución ofrece expresiones del pasado argentino que se vinculan con el gaucho, sus costumbres, usos, medios de vida y aportes a la grandeza del país en los aspectos típicos del folklore bonaerense.

La casa del museo
Rodeada por un foso de agua, el cual se cruza por un puente levadizo, se presenta como una fortaleza la Casa del Museo. Así eran las estancias enclavadas en la soledad de la pampa como avanzadas de civilización. La casona reproduce una hacienda del siglo XVIII, con su corredor hospitalario, las dos salientes laterales del edificio, los techos de tejas coloniales, sus blancos muros y sus rejas bajas.

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