13/9/07

Bibliotecas y bibliotecarios



- La biblioteca puede ser otra vez la universidad del pueblo como lo fue en otro tiempo para el pobre, el iletrado y el marginado, tanto como la fuente de información para una sociedad en cambio. Blake y Perlmutter citados por Josefa Sabor

- [...] Pero igual que la maestra de escuela solterona, la bibliotecaria mujer se transformó en objeto de broma y sarcasmo en la cultura popular: la dama solterona de cabellos grises recogidos en rodete, haciendo callar a todo el que se atreviera a romper el silencio con el que se rodeaba. En cierto sentido, la falta de respeto que las bibliotecas y los bibliotecarios han soportado puede atribuirse a la feminización de las bibliotecología. Las primeras mujeres bibliotecarias de Inglaterra y Norteamérica estaban imbuidas de la noción de clase media de que la mujer tenía una capacidad especial para trabajar con los niños, los jóvenes, los enfermos y los pobres. De este modo, las bibliotecas se identificaron con los elementos marginales y no privilegiados de la sociedad. Fred Lerner en "Historia de las bibliotecas del mundo".

- [...] De nada sirve un libro bien ordenado y clasificado si no cumple su función primigenia, que es sencillamente ser leído. Es por ello que el buen bibliotecario ha de ser también un anónimo promotor de la lectura y un agente de transferencia cultural responsable y auténticamente interesado[...]. De Roberto Casazza en: El futuro bibliotecario: Hacia una renovación del ideal humanista en la tarea bibliotecaria. Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2004.

- [...] Somos pueblo [los bibliotecarios], en cuanto encarnamos el ansia de saber, la voluntad de ilustración de las masas; somos cultura, en la medida que hacemos efectiva la extensión de la palabra escrita [...] Juan Zanetti.

- Es indudable que podemos tener numerosas bibliotecas, pero ellas no servirán de nada si no tienen una orientación puesta al servicio de la Cultura de la Nación. Juan Domingo Perón. Tomado del discurso que dió en el acto de cierre del Primer Congreso Argentino de Bibliotecas en 1954.

- Lo fundamental, en la conducción bibliotecaria, es el factor humano, es decir la idoneidad técnica, cultural y moral del titular del servicio, presupuesto sobre el cual descansa el éxito de toda empresa. Domingo Buonocore.

- Si junto a la tarea civilizadora del magisterio, ha existido un ser que luchara por la cultura del país como un misionero anónimo y consecuente para los niños, los jóvenes y los adultos, ese ha sido nuestro bibliotecario, que con la herramienta del libro nos ha dado la conjunción inseparable de una idea superior, por la elevación espiritual y sin término de los habitantes de la República. Fragmento del prólogo de la obra Las bibliotecas y los bibliotecarios de Juan Domingo Perón, editado por la Asociación de Bibliotecarios de la Capital Federal en 1954.

- ...Pero la biblioteca no ha sido creada solamente para comunicar información. La gente común, los pobres y los iletrados son también usuarios de la referencia, y el bibliotecario no debe olvidar los aspectos sociales de su profesión. Josefa A. Sabor.

- La misión de las bibliotecas populares en el proceso de crear una cultura argentina, es la de los obreros, porque somos pueblo portador de cultura y en busca de cultura. Juan Zanetti.

- Cuantas veces he concurrido a una biblioteca, después de conversar cinco minutos con un entendido he cambiado de parecer en la consulta de mi propia bibliografía. Juan Domingo Perón.

- [...] Los libros y las bibliotecas han cambiado desde la invención de la escritura. el ritmo de cambio aceleró con la invención de la imprenta y aún más en la era de la informática. Pero la tarea esencial del bibliotecario sigue siendo la misma: reunir y preservar los registros de los logros alcanzados por el hombre y de sus creaciones, y poner esos registros en manos de los que pueden y quieren usarlos. Fred Lerner en "Historia de las bibliotecas del mundo".

- Definición de la palabra "bibliotecario" en la primera edición del Diccionario de la lengua castellana, editado por la Real Academia Española en 1726: Bibliothecario. f. m. El que está destinado para tener cuidado de las Bibliothécas, manejarlas y franquear los libros à los curiosos que quieren, y se les permite divertirse en ellas. Es empleo de mucha estimación y confianza, y que requiére mucha erudicción y doctrina para obtenerle.

El bibliotecario es el que le da vida a la biblioteca; el bibliotecario es el elemento humano de la biblioteca. Juan Domingo Perón.

- La bibliotecología argentina ha salido, por suerte, de su período inicial rudimentario de tanteos e improvisaciones y hoy se configura doctrinariamente dentro de los postulados de una rígida disciplina técnica. El bibliotecario autodidacta, empírico y rutinario -mero guardián de libros - ha cedido su lugar al moderno profesional de formación sistemática y conocimientos científicos. Domingo Buonocore, septiembre de 1958.

- ¿Qué debe ser, pues, el bibliotecario? Debe ser un administrador de bibliotecas y un entendido en libros. Esto que parece una perogrullada es, sin embargo, lo que la mayoría olvida cuando habla del bibliotecario.

Debe ser una administrador de bibliotecas: es decir, debe saber disponer las colecciones que la forman de la manera más cómoda para su consulta, clasificarlas, ordenarlas y conservarlas debidamente.

Debe ser entendido en libros: a fin de poder notar en él las particularidades que pueden constituir el valor del ejemplar, la edición, la ilustración y encuadernación; debe conocer la composición y partes constitutivas del libro a fin de orientarse en las indicaciones que dan los manuales y catálogos, sabiendo con exactitud si tales o cuales libros son interesantes, y por qué, o si son meros duplicados de los que ya se poseen. En fin, debe amar los libros en sí, para realizar con placer y eficiencia su trabajo.

Dicho esto, ¿cuáles deben ser las condiciones exigidas de un bibliotecario? Graesel, en su Manuel, nos dice con razón que debe poseer tres cualidades innatas: espíritu de orden, de trabajo y de amabilidad.

De Frédéric Finó en Elementos de Bibliología. Buenos Aires: Coni, 1940.

- En una carrera de bibliotecarios, póngase por caso, la "Historia de la cultura" es materia indispensable y fundamental, a pesar de que el desideratum de las escuelas bibliotecarias hasta ahora existentes tiende a pertrechar técnicamente al bibliotecario. Sin embargo, la "historia de la cultura" en dichos estudios constituye una especie de llave que abre la puerta divisoria entre el carácter puramente técnico y material de la carrera del funcionario de bibliotecas y el orden humanístico y humano, cuyo contenidos pueden hacer del guardador de libros, no el burócrata indiferente y mecánico, no el empleado desinteresado de su menester, sino la persona que "siente" la biblioteca, conoce su alma - porque en toda biblioteca hay un aliento viviente, un alma, un espíritu - y que es capaz de ser útil a ella, mo por la mera eficiencia externa del oficio, sino porque vibra en el - vibra sinfrónicamente- ese espíritu de la biblioteca que es el espíritu de la cultura;: porque se siente simpáticamente solidario con él, porque de simple fichista y catalogador, se transforma en guía, en orientador, asesor, cicerone, para el lector que acude a el. Y en imán para atraer a un futuro lector que aún no acertó con el camino de la biblioteca.

Todo bibliotecario ha de ser excelente técnico, sin duda. Su técnica es la bibliotecología; en él la capacidad instrumental es absolutamente indispensable. Pero, además, debe cultivar otros valores espirituales, sobre todo aquellos que tienden a acrecentar el amor por el oficio- por el objeto del oficio: el libro-, a través de la verdadera compenetración con él. De Raúl H. Castagnino en "Bibliografía del Libro", Buenos Aires: Nova, 1961. Pág. 133-4.

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